Te recuerdo aquella tarde, ibas vestida de olas y llevabas la luna adornando tu pelo. Te acercaste a mí, traías la luz contigo, como una estrella lejana cayendo del cielo, como una estrella que apagó mi dolor. Cerré los ojos, te sentía cercana. Derramabas calor a cada paso que dabas. Eras estrella, eras luz y eras mar. Eras noche y a la vez, golondrina. Y me llevaste lejos, y toqué lo inalcanzable. Trepé por los rayo al sol y entre constelaciones me perdí. Fue luego cuando te perdí a ti. Abrí los ojos y no estabas. Te habías ido, y otra ola borraba tu recuerdo sobre la arena. Caí, caí desde el cielo, y me arrepentí de que mi corazón hubiera volado tan alto. Tú ya no estabas, te habías ido. Y aunque no lo supieras, me habías ahogado en tus recuerdos. Pero tú ya no estabas. Tú, pequeña, seguías volando muy lejos.
Paloma
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